Hurra por la hermana que salta desde un aparcamiento de varias plantas y lleva ropa interior sin combinar. Hurra por imaginar un entierro al que van Harry Potter, las últimas vaquitas marinas y los dos Murakamis. Hurra por dormir hasta tarde, las cervezas para desayunar y los universos paralelos donde todo es un poco mejor. Hurra por los tatuajes importantes hechos con tinta de boli y aguja de coser. Hurra por el padre que vive en una tienda de campaña y por la madre que siempre dice yo también tengo derecho a salir. Hurra por la huida a París, Berlín y Barcelona. Hurra por la única chica que te entiende